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nautonnier

Wednesday, June 20, 2007

Espejos

Recién leyendo a Borges y su eterna búsqueda laberíntica, llegué al tema de los espejos. Siempre han sido artículos que han consumido mi atención.

Son aparatos mágicos que contienen el hechizo de repetir el momento presente. Además tienen un sin número de atribuciones más en este hechizo, compartido solo en menor medida por las aguas tranquilas y algún otro material lustroso.

Me cautiva el que no admite en su ser la mentira. Le guste o no al espejo, copia exáctamente lo que ve, sin alteraciones. Lo atrapa en un cuadro de instante que cambia según el ángulo del que se mire. Es un perseguidor de los ojos. Los persigue hasta interceptarlos repitiendo lo que ven.

Los espejos son duplicadores, son puntuales y muchas veces decepcionadores. Pero al igual que la vida, no se quedan estáticos. No guardan nada, no tienen memoria. Son los únicos aliados verdaderos del tiempo.

Son sabios porque les cabe el mundo, pero no se quedan con nada... cambian sin parar, reflejan su hechizo sin interrupciones, ni remordimientos ni memorias.

Desmemoriados, cambiantes y crueles con su eterna amnesia. No recuerdan el ayer, ni tampoco les interesa el futuro.

Entienden todo en otro sentido. Viven bajo otras reglas. La izquierda de mi mano es la derecha de la suya. En su función de mimos, todo lo toman al revés.

Su defecto es la vanidad. No sportan la idea de que nadie los mire. Al final, su hechizo depende de que alguien los voltee a ver y se quede mirando, cualquiera que sea el pretexto, así nos hechizan.

Benditos los ciegos que son inmunes ante los espejos hechizantes.

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