Sombra

Sombra... pedazo de oscuridad que ante la luz no puedo apartar. En la noche no te necesito, ahí aparecen otras visiones, renacen los espíritus que me persiguen. Sin embargo, en el día, aunque aquellos desaparezcan, llegas tú.... Cambiante. ¡Voráz cazador! ¡Siempre detrás de mí! Quizá seas quien mejor me conoce, ya que has seguido cada paso que doy.

Cómplice mudo de mis acciones. Sólo vivies en un plano atado a mis pies. Me recuerdas lo que viene cuando no estás, pero al mismo tiempo me reconfortas ante la soledad, sabiendo que no voy tan solo. Conciente que a pesar de que seas la presencia de la oscuridad, no voy solo fuera de mis miedos.

No envidio tu trabajo de perseguidor eterno, pero te confieso que disfrutaría una buena charla contigo, donde pueda rehacer y entender mi vida desde otro plano y sentido.

Esclava perpétua de mi, y de la luz. ¿Quién es tu dueño?

¿Eres tú mi sombra, o yo la tuya?...