Ajedréz
En un juego de ajedréz se encuentran dos personas. Una de color luz y otra de sombra. Ambos están movidos por la mano de Dios.
Dios controla al hombre, y el hombre a las piezas de su color sobre el limitante tablero. Dios controla a ambos, de cierta manera juega con ellos y con el juego que a su vez ellos juegan. Al final siempre hay uno que gana y otro que pierde.
Esto quiere decir que a su vez Dios se gana y se derrota en una misma acción.
Dios controla al hombre, y el hombre a las piezas de su color sobre el limitante tablero. Dios controla a ambos, de cierta manera juega con ellos y con el juego que a su vez ellos juegan. Al final siempre hay uno que gana y otro que pierde.
Esto quiere decir que a su vez Dios se gana y se derrota en una misma acción.
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