.comment-link {margin-left:.6em;}

nautonnier

Thursday, July 13, 2006

Largo ensayo del tiempo

Toda acción requiere de un cierto grado de olvido, si no, no se puede proceder a la siguiente acción. Se requiere tomar una síntesis de la primera para continuar. Así se hace normal el respirar, ya que hoy al hacerlo no tomamos conciencia de hacerlo y a la vez podemos hacer muchas cosas más que tan solo concentrarnos en como realizar esa acción.

Con este ejemplo, te escribo también dejando algunas, pocas o muchas, cosas atrás. Si no lo hago, no voy a poder seguir adelante. Sólo Dios puede acordarse de todo en cualquier momento y por todo el tiempo y todavía darse el lujo de al terminar de acordarse de absolutamente todo lo existido y por existir, y volver a comenzar.

Esto es porque todos estamos sujetos a ser esclavos de su máxima invención: El Tiempo. Inclusive el mismo demonio se encuentra sujeto a esta intangible e inevitable presencia. Tuvo un principio, una creación, un nacimiento y por esa sencilla razón, también tendrá un fin. Él sabiendo esto, es como tiene noción de su propia condena. El Tiempo es su condena... Es la cadena a la que todos estamos atados.

Nuestra existencia, nuestra propia condición donde hoy estás ahí y yo aquí, también está sujeta al tiempo. Por eso, Dios, en su personalísima capacidad de ser Dios, nos deja andar "libres" porque nuestra última frontera incruzable e inviolable es el tiempo. La cuestión es descubrir como vamos a administrarnos en esa temporalidad. Todo nace y muere. Nos nacimos (y digo "nos" como un término en que nos une a tí y a mí) el día en que nos conocimos, que ciertamente no fue hace tanto, y Dios nos ha prestado su Tiempo para que dentro de él hagamos lo que queramos.

Hoy compartimos tiempo juntos... Tenemos en nuestras manos la capacidad de hacer lo que queramos hacer. Ahora está en nosotros y sólo en nosotros (Dios no se mete aquí... al fin y al cabo ya nos tiene limitados) hacer lo que queramos con nosotros. El detalle está en ponernos de acuerdo en esa administración del tiempo.

Me limita el tiempo contra mi voluntad de ser, mi voluntad de acción y mi voluntad de decisión. Me limita por mis ganas de hacer, porque estas ganas de hacer las tengo y las quiero compartir con alguien más.

Le tenemos que dar definición a nuestro tiempo, pero sin prisas (¡que alegoría!). Obviamente al decir esto no excluyo ni por un segundo a la paciencia... Y la paciencia, hay que saberlo, también es un agotador de tiempo. Por eso, todo esto es un tanto cuanto complejo. Y lo és porque hoy aquí en "nosotros" convergen al mismo tiempo muchos otros "tiempos" (o llamémoslos tiempos menores) de muchas otras personas.

Tiempo... Cabrón...

Nos limita tanto el tiempo que es imperativo saber dejar cosas atrás, para bien o para mal (eso depende completamente de tí - la persona que me está leyendo - y de mí - el autor - ). Por eso existe la luz y la oscuridad, el ántes y el después, el recuerdo y el olvido. Si no olvidas no puedes ver ni apreciar lo que viene adelante...

En este mismo sentido del tiempo, es que no debemos aferrarnos al pasado, a lo que ya fue, que se nos fué prestado y que sigue prestándosenos en recuerdos (sin embargo al recordar también agotamos ese tiempo prestado). Hay que copiarle un poco a Dios, él crea y destruye, y no regresa nada a como fue, no repite nada. Todo cambia... todo sigue. Irónicamente a nosotros nos regaló también la MEMORIA como perpetuador de instantes de tiempo y como recordatorio de su máxima invención, su constante afirmación de él mismo. Por eso no nos debe ahogar el pasado ni los recuerdos, tan sólo debemos de usarlos como herramientas para nuestra administración de esa libertad con la que aprovechemos el tiempo que nos falta para vivir.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home