Persíguete en la búsqueda de lo único.
Anda, cambiando ezquemas, buscando tesoros.
Búscalos lejos y cerca, intercambiando sonrisas.
Los tesoros más grandes no se encuentran en cofres adornados
De misterio y humos de interrogación.
Anda buscándote, pero no en lo tangible,
Anda en introspección, en ese sendero único.
Encuentra en aquellos sitios oscuros,
Ahí habrán luces más brillantes
Que las que has encontrado hasta hoy.
Las sombras,
Con luz se esfuman.
¡Anda y encuéntrate!
No te ocupes en falsos mapas de tesoro.
No te perturbes con lo ajeno,
Lo externo nos adorna,
¡Pero los ciegos no podemos ver eso que vistes!
Sonríe con los ojos,
Con los ojos oscuros de luz.
Transita con la mente puesta en tí.
Recuerda que vamos a morir como vivimos.
Los miedos nos recuerdan que estamos vivos.
Revoluciona rompiendo, luchando, imponiendo.
Revélate sin el miedo de lo que puedas descubrir
Duerme mientras los demás viven,
Vive cuando el resto duerme.
Regresa de tu expedición con las manos vacías
Pero con el corazón saturado.
Cuando hayas encontrado lo único,
Cuando te hayas encontrado,
¡Vuélve a sonreir!
Entónces... ¡contagia!
Sé un alquimista inverso,
Donde el secreto sea convertir
El oro en plomo,
El diamante en carbón.
El elíxir de la vida
No está en la sangre del colibrí
Tampoco en los mares de lo eterno...
Prueba sortilegios de inversión
Hechizando a todos de secretos del alma
No de objetos sin valor.
Conquista con hechos,
Desgarrando lo común
Con sutilezas de roces de alma.
Buena suerte, en hora buena,
Que no te vas a encontrar en los kilómetros,
Sólo cierra los ojos
Y comienza a vivir como el ciego.
Rompe muros y construye hogares.
Elimina las fronteras del casi,
Extermina los todavías.
No te quedes con nada más que con lo esencial.
Lo que nos sobra nos entorpece el viaje.
Llévate siempre,
No dejes partes de quien eres en donde vayas.
Y cuando la duda o el desencuentro te atormente,
¡Vuelve a sonreir!
Cuando descubras tu tesoro,
No lo guardes,
Regálaselo a todos.
